Five Men Running: The Spanish story hour (last updated Oct 25th)

Someone

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...justo en el momento en que la gran ola alcanza al barco. Un golpe, como el mazazo de un gigante, sacude el barco lanzando dos marineros y algo de la carga por la borda y zarandea a todos los demás como marionetas, pero Rigtar, al que se le marcan todas y cada una de las fibras del cuerpo, consigue enderezar el barco y éste termina por salir a flote. Los marineros empapados se apresuran a achicar el agua mientras Azhel los vigila desde arriba.

Ahora el barco navega en una corriente de color negruzco que lo arrastra a gran velocidad y lo agita de un lado a otro como una maraca. La ola alcanza a los piratas de río, que desaparecen momentáneamente de la vista.

Pero sorprendentemente, sólo uno de ellos es tragado por las aguas opacas; los demás, ayudados por la ligereza de la embarcación y pilotos expertos consiguen cabalgar la embestida del agua ante la mirada incrédula de los marineros del mercante. Y comienzan a converger sobre su presa; uno de ellos, al parecer una mujer esbelta de pelo verde comienza a flotar soportada por su propia fuerza de voluntad.

Conjuros y flechas comienzan a volar. Mientras los marinos del mercante se ocultan, no llevando nada mejor que puñales en el mejor de los casos, los piratas lanzan jabalinas con bastante puntería. Azhel pierde tres de sus falsas imágenes, y los demás consiguen evitarlas al precio de una caída o un impacto sobre la armadura. Wojann y Rurikk devuelven los disparos, Azhel incendia uno de los barcos con la descarga de una columna de llamas que achicharra a cinco de sus ocupantes mientras Rigtar carga en vuelo sobre el timonel de otra de ellas, golpeándole con un sonido húmedo. El pirata describe una parábola antes de caer al agua.

- ¡Bola!

Los ocupantes del barco se lanzan a por Rigtar, que sin hacer caso de sus ataques se abre camino entre ellos. Uno de los ocupantes, con cabeza de reptil, escupe al gigante y la saliva corrosiva devora malla y piel. Apretando los dientes, Rigtar avanza hacia él mientras su enemigo sostiene la espada invocando algún tipo de fuerza mística. En vano; Rigtar, al que el martillo le pesa tanto como a un hombre normal una varilla, le golpea el torso con tal fuerza que pueden oírse crujir las costillas, y el segundo golpe lo manda al agua... a través de la cubierta.

En el otro lado flechas, conjuros y fuerzas psiónicas comienzan a volar descontroladas. La chica voladora trata de aplastar telequinéticamente a Wojann, pero éste consigue rechazar el asalto con un ataque mental. Con la ayuda de Imtohep, recrudece el asalto y la mujer queda inmóvil, su mente tratando de recuperarse del asalto mientras Azhel trata de Disipar sin éxito su poder de vuelo. Imtohep trata de distorsionar las dimensiones de otro de los barcos, para encontrar su poder bloqueado de la misma forma.

Azhel es sometido a un ataque cruel. Desde el barco en llamas, un arquero coloca dos flechas certeras en el cuerpo de mago, y después de que éste contraataque con otra columna de llamas, recibe un terrible impacto eléctrico desde el otro lado, procedente de la mujer, que se ha recuperado. Gravemente debilitado, Azhel se hace Invisible

Imtohep busca desesperado una oportunidad de emplear sus poderes. El tío de la cabeza de lagarto resistió su asalto mental, está luchando cuerpo a cuerpo con dos piratas y tiene problemas con el zarandeo del barco. Pero logra manifestar una Falsa verdad:

- Somos tus amigos –dice a uno de ellos- Y éstos que crees tus compañeros quieren traicionarte.

El pirata recibe éstas noticias con la boca abierta. Y se lanza a defender a Imtohep al grito de “¡Traidores!” Libre al fin, Retuerce el espacio interno de la chica, que en ese momento aplasta telequinéticamente la garganta de Rigtar -que a pesar de eso aguanta como un machote- y a la que no le salva su contraataque psíquico. Azhel la ve escupir sangre y aprovecha la oportunidad; apareciendo de la nada, manifiesta una mágica esfera de fuerza translúcida, de la que se libera una ráfaga de proyectiles con el aspecto de serpientes. El conjuro derriba a la mujer, que cae al agua.

Mientras, Wojann lo pasa mal. Ha saltado a uno de los barcos, esperando acabar pronto con la tripulación, y empieza decapitando a dos de ellos con un rápido movimiento del salan, pero en la cubierta le espera un guerrero de melena rubia armado con dos espadas.

- Tenía ganas de encontrar a alguien con el que mereciera la pena emplear mis espadas

- Ven que te corte las pelotas entonces.

La refriega inicial no va bien para Wojann. El guerrero bloquea sus golpes con una de las espadas mientras ataca con la otra, creando una defensa casi impenetrable, y a pesar de que Wojann logra herirle dos veces, se da cuenta de que su oponente emplea poderes psiónicos para aumentar sus fuerzas, y que a la larga saldrá perdiendo. Rurikk, que estaba luchando contra los piratas en el mercante, ve cómo Wojann empieza a perder la pelea y salta sobre las cabezas de los marineros, botando sobre el guerrero psíquico y trata de apuñalarle por la espalda. Pero él lo esquiva ágilmente y se concentra en Wojann, sabiendo que no resistirá mucho más.

El hombre del norte decide una maniobra arriesgada. Empleando todas las fuerzas mentales de las que dispone, golpea una de las espadas de su enemigo, que sale volando. Éste contraataca con dos rápidas fintas que Wojann, que aún impulsado por los poderes telequinéticos que emplea sobre sí mismo, consigue evitar sólo en parte. Es entonces cuando aporrea la mano que sostiene la otra espada, que cae también sobre la cubierta. Rurikk se lanza sobre las espadas y las lanza por la borda. Wojann sangra abundantemente, pero ahora tiene las de ganar y sonríe a su adversario.

Éste no pierde el tiempo y se lanza al agua de cabeza, justo cuando Rigtar aparece volando y lleva a su amigo y a Rurikk al mercante. Los restantes piratas se lanzan al agua también, ante el júbilo de los marineros y del pirata engañado por Imtohep.
 

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Someone

Adventurer
Fue un combate muy duro. Azhel casi muere -terminó con 3 puntos de golpe, y sólo porque saqué unas tiradas asombrosamente bajas con el ataque psiónico de electricidad- Imtohep, con su falta de poderes que afecten a un gran número de gente, tiene problemas cuando luchan con carne de cañón, y Wojann por poco encuentra la horma de su zapato. Realmente fue bastante tenso, pero todo el mundo se divirtió horrores.
 


Someone

Adventurer
- Les hemos dado una buena zurra a esos cabrones ¿eh? –dice el pirata víctima del truco mental de Imtohep-

Pero nadie le hace mucho caso. El timonel del barco se apresura a dirigirlo contra las orillas inundadas, donde más tarde se plantarán las cosechas, y termina por encallarlo entre dos de las casas de campesinos –plataformas de madera elevadas por encima del nivel de las inundaciones, con lienzos de tela sujetos por bastidores que proporcionan un mínimo de intimidad- Bajo las endebles pasarelas de madera, el olor a vegetación descompuesta lo invade todo.

Allí el sorprendido pirata es apresado y atado. El capitán paga al grupo lo prometido entre refunfuños –no muy altos- Azhel cura sus heridas y parte de las de Wojann, y el grupo salta a tierra, a la estrecha franja de hierba que separa el nivel de la inundación del blanco terreno árido del desierto.

El grupo recorre un trecho de camino bajo el sol antes de que Imtohep comience a hablar:

- Esto nos retrasará bastante. Tenía pensado llegar a la jungla antes de la inundación.

- Pero como ya no lo vamos a conseguir, lo mismo da que nos detengamos un tiempo en la ciudad. –contesta Wojann- ¡Vamos! El río es innavegable ahora, y según creo la jungla estará inundada ahora.

- Es cierto. Pero eso no quita que tratemos de llegar a las montañas lo más pronto posible.

- ¿Para qué? Esos Esclavizadores llevan ahí casi un siglo; no se van a mover ahora, ni lo hará el Reino de los dioses muertos. ¡Démonos un descanso, ahora que tenemos dinero!

- Yo estoy con Wojann –dice Rurikk- Vayámonos de juerga-

Imtohep suspira

- ¿Tú que dices, Azhel?

- Ese rayo me dejó la túnica hecha unos zorros. Necesito ropa nueva y un descanso; estoy casi terminando mis experimentos con algunos conjuros nuevos y no quiero descuidarme. Wojann tiene razón; ¿Qué prisa hay? Pero no perdamos el tiempo ahora; estoy agotado, hace calor, y quiero beber algo.

- Vamos, quememos la plata. Somos unos fenómenos. ¿Vísteis cómo incrusté en la cubierta del barco a aquel infeliz?

- Lo vimos; eres más basto que un collar de melones –dice Rurikk- Pero lo de Wojann sí que estuvo bien...

El resto de la conversación se pierde cuando el grupo continúa charlando hasta llegar a la ciudad, justamente la penúltima antes de llegar a la selva. Allí pagan por el alojamiento para quedarse a descansar hasta que el nivel y el caudal del sagrado río Nalai desciendan.

* * *

Han pasado ya tres semanas. El único contratiempo de importancia ha sido la visita de un sacerdote suspicaz, que preguntaba sobre los acontecimientos en el río; Imtohep se encargó de él con su labia habitual.

Wojann está sentado apoyado en la pared, bebiendo de un cuenco de cerveza y apostando al Maguité con algunos nuevos amigos; amigos al menos mientras le dure el dinero. La pequeña habitación está en penumbras, iluminada débilmente por las lámparas de barro; el dueño entra y sale llevando cántaros de bebida. Wojann olvida el sonido de la charla y se concentra en el tacto de la piedra a su espalda y en el tablero de arcilla, mientras duda sobre dónde colocar sus piezas.

Mientras está así, relajado, ve a Rigtar por el hueco de la puerta; al parecer, acaba de salir de la taberna. No le da mayor importancia.

* * *

Rurikk está aburrido. Al principio pensó que se lo pasaría en grande teniendo plata tintineando en el bolsillo, pero es inevitable: es incapaz de estarse quieto. Así que deambula tras escabullirse en el recinto de los comerciantes. Por deformación profesional, evalúa lo difícil que sería entrar en cada una de las orgullosas casas de piedra importada, sin fijarse mucho en las caras de la gente que se le cruza en las calles polvorientas, hasta que una de ellas le hace pararse en seco. No lo recuerda bien, y eso que está seguro de haberlo visto. De repente la memoria se le aclara como en una descarga eléctrica: ¡el criado del comerciante de Shanib, Nercoth!

Rurikk lo sigue un corto trecho hasta que lo ve salir hacia el puerto. Ya la crecida desciende y la calzada está siendo limpiada por un par de docenas de hombres. Rurikk no pierde el tiempo y se dirige de vuelta al recinto de las tabernas para buscar a los demás.

Desgraciadamente sólo encuentra a Rigtar, y además durmiendo a pierna suelta. Tras contarle brevemente qué es lo que ha visto, añade:

- Deberíamos ir todos por si acaso nos encontramos con más bichos raros de esos.

- ¿Para que molestarse por tan poca cosa? Además, Imtohep y Azhel están fuera, y Wojann a éstas horas estará medio borracho. Será mejor que vayamos sólo nosotros dos; no creo que haya ningún peligro.

Así que Rigtar sigue a Rurikk por las escaleras del exterior de la fachada, camino al puerto. Dentro de la taberna puede ver a Wojann, y efectivamente parece medio trompa.
 

Someone

Adventurer
El Maguité es una especie de juego de tablero; se juega en una tablilla de arcilla y las piezas son bolitas, también de barro, coloreadas normalmente de rojo y blanco. Consiste en ir colocando o moviendo las piezas; cuando una pieza del enemigo queda entre dos propias, cambia de color (puedes reemplazarla por una propia) El que quede sin piezas en el tablero o coloque su última pieza pierde.

Es costumbre apostar dinero; en éste aspecto, el juego sería más parecido al poquer que al ajedrez.
 

Horacio

LostInBrittany
Supporter
Someone said:
El Maguité es una especie de juego de tablero; se juega en una tablilla de arcilla y las piezas son bolitas, también de barro, coloreadas normalmente de rojo y blanco. Consiste en ir colocando o moviendo las piezas; cuando una pieza del enemigo queda entre dos propias, cambia de color (puedes reemplazarla por una propia) El que quede sin piezas en el tablero o coloque su última pieza pierde.

O sea, la variante local del Go :D
 

Someone

Adventurer
Supongo que sí. La cuestión es que trataba de darle un toque exótico a la cultura del lugar, y se me ocurrió la idea de que la gente apostara a un juego de tablero en lugar de hacerlo a los dados o a otro juego de azar, y me pregunté que clase de juego se podría hacer con bolitas de barro.
 

Someone

Adventurer
Imtohep se encuentra sentado frente a un hombre de unas hechuras rarísimas; flaco, aunque de barriga prominente; su cabeza sólo la adornan unos pelos con aspecto de querer huir despavoridos unos de otros. Imtohep lo llama maestro, y se muestra muy humilde con él.

- No esperaba encontrarme con mi señor en ésta ciudad tan alejada de Shanib –dice Imtohep humildemente-

El maestro de Imtohep, pues es eso de lo que se trata, agita una mano en señal de desaprobación

- Deja de llamarme de esa manera. Hace tiempo que el alumno ha alcanzado la altura del maestro. Y además, yo te enseñé bien poco; nunca quisiste aprender las vías clarividentes.

- Eso no se escoge; la aptitud es la que lo escoge a uno. Sólo es cuestión de sacar lo que se lleva dentro. Pero aún no sé cómo estáis aquí y no en la ciudad del Dios.

- Aquí necesitaban un cronividente –dice el maestro- y aquí estoy. Nunca pensé que los Altos Sacerdotes permitirían que me fuera, pero Nefneher terminó por acceder.

- Nefneher siempre me pareción siniestro.

- A mí también. En un telépata poderoso, y dice que también es un estudioso de la magia, aunque no lo demuestra nunca. Si es así, sería un fenómeno. Pero estoy de acuerdo; me alegro de haber salido de la ciudadela de Shanib. Pero ¡ay! Continúa me hago viejo y mis habilidades no me ayudan. Tengo que descubrir quién se ha llevado unos rollos de la biblioteca mágica de palacio y no puedo verlo. ¡Y he rastreado el pasado a conciencia! No se me puede haber escapado nada.

- Quizá pueda ayudar –dice tímidamente Imtohep- ¿Qué es lo que se ve exactamente?

- Los rollos simplemente se desvanecen de su hueco.

- ¿Pudo ser alguien invisible?

- Es posible. Pero la invisibilidad es inútil para escapar, ya lo sabes; el palacio está fuertemente protegido contra la magia.

- ¿Y si los rollos fueran falsos? –dice Imtohep después de un largo rato-

- Falsos... ¿una ilusión?

- Sí; alguien coge los rollos y pone una ilusión de ellos en la estantería; cuando se desvanecen, él ya está lejos.

- Puede ser... vamos a ver, el último en tocar los escritos fue un sacerdote, un mago no demasiado hábil. Vamos a palacio...

* * *

Azhel planea hacia la ciudad. Necesita practicar sus conjuros por el único método que conoce, el de ensayo y error: variar la fórmula una y otra vez hasta lograr un resultado satisfactorio, y el desierto es el mejor lugar para hacerlo sin ser molestado más que por el ocasional demonio fastidioso. Está satisfecho; pronto dominará varios conjuros nuevos. Aterriza a alguna distancia de la ciudad y se acerca a ella a pie para no llamar la atención, a pesar de que eso le obliga a cruzar las calles de chabolas que se agolpan fuera de los recintos, y eso le obliga a estar atento a que ningún desgraciado trate de robarle o algo peor.

De repente oye un ruido y se gira dispuesto a freir a quien ose amenazarle. Pero no está preparado para lo que ve: Wojann amenaza con una daga a un hombre que alza las manos, derrotado.

- ¿Qué está pasando aquí? –exclama Azhel-

- Éste tío te estaba siguiendo –dice Wojann- Menos mal que lo he pillado. A saber qué es lo que quería.

- ¿Y cómo es que estás tú aquí?

- Uh, es largo de contar...

* * *

Unos minutos antes Wojann seguía disfrutando de su cerveza, cuando un sacerdote entra en la taberna acompañado de varios guardias ceñudos. Wojann se levanta cauteloso cuando se da cuenta de que la cosa va con él, aunque no entiende nada. Una mujer joven, una campesina a decir de la ropa, entra en la taberna con un bulto en brazos que produce un extraño e inquietante efecto en el ánimo del guerrero del norte.

- ¿Es él? –dice el sacerdote-

- Sí –contesta la joven. Y mostrando el bulto, que resulta ser un bebé sonrosadito, le dice- Es tu hijo, Wojann.

A Wojann se le abren los ojos como dos palanganas.
 


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