Five Men Running: The Spanish story hour (last updated Oct 25th)

Triste es pasar el fin de semana sin internet y no poder leer esta historia hasta el lunes por la mañana ;)
 

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Los ángeles saltan volando por las dos ventanas de la habitación, llevándose con ellos a Tahi, mientras uno de ellos llama a las energías mágicas. Rurikk no pierde el tiempo; saltando desde el muro, alcanza al ángel que lleva a Tahi, apareciendo entre un temblor de aire para clavarle ambas dagas por sorpresa. Rurikk cae al suelo con una pirueta y se escabulle rápidamente, sorprendido de haber fallado en degollar al ángel.

Mientras, el hechizo es completado y una detonación hace temblar la ciudad entera. Nubes de polvo saltan por puertas y ventanas, y la deflagración reduce a polvo las endebles vigas haciendo derrumbarse lo que queda del techo con gran estrépito. Rigtar surge de entre los escombros con un rictus de furia en la cara, corriendo en una carga feroz hacia el ángel que lleva a Tahi y en pleno salto le alcanza de lleno con el martillo. ¡CLANG! De no llevar armadura, su oponente estaría muerto.

La gente que ocupa la calle huye despavorida; en un santiamén pasa de calle concurrida a desierto polvoriento mientras las voces que llaman a la guardia se pierden por los callejones.

* * *

De vuelta en la ciudadela...

- Señor, parece haber disturbios en el recinto de las tabernas.

- ¿Otra vez? Manda que salga la Brigada Brutal, y que hagan un buen escarmiento

* * *

Los dos ángeles que salieron por la otra ventana desenvainan sus espadas y hacen pasadas sobre Rigtar y Rurikk, a los que sólo les salvan sus reflejos de ser decapitados. Pero, haciendo así un grupo, son vulnerables al conjuro de Azhel. Una maraña de hebras pegajosas se extiende a la velocidad del rayo sobre la calle; pero los ángeles son demasiado rápidos y sólo uno de ellos es atrapado en la telaraña. También Imtohep ha sobrevivido a la explosión, y alzándose con las alas insustanciales del conjuro de volar asalta la mente del ángel que empleó el conjuro de fuego. Antes de que los ángeles tengan la oportunidad de alejarse, Wojann cruza con un espectacular salto las distancia que le separa del guerrero alado más cercano, y mientras hace equilibrios sobre lo que queda de muro, hace girar el salan en un remolino, hiriendo a su enemigo dos veces a pesar de su espléndida defensa. El ángel contraataca:
Bloqueo, esquiva, salto, las hojas chocan haciendo saltar chispas y finalmente Wojann consigue herir de muerte al ángel, empujando el salan después con más fuerza aún para hacerlo salir por la espalda de la criatura alada.

Otro de ellos pretende remontar el vuelo, antes de escuchar a Rigtar:

- ¡Bicho! ¡Gorrioncillo de pitiminí! ¡Ven a enfrentarte conmigo si tienes lo que hay que tener!

El ángel baja, el pelo blanco oscilando movido por un viento de odio, y es recibido por otro sonoro martillazo de Rigtar. El combate que sigue es rápido y brutal, martillo oscilando a velocidad de vértigo y espada dibujando relámpagos de sangre.
Rurikk salta desde la otra fachada para tratar de clavar una daga por la espalda, y Rigtar termina por estampar el martillo en la frente del ángel, aturdido previamente por otro golpe.

Los tres ángeles restantes, mientras tanto, se han librado rápidamente de las hebras de la telaraña mediante la fuerza bruta y los conjuros. Arriba la batalla de hechizos adquiere intensidad. El ángel capaz de emplear la magia aprieta los dientes, tratando de sobreponerse al terrible dolor que Imtohep está provocándole y le golpea con un relámpago que el psíquico consigue evitar en parte, mientras el rayo eléctrico sigue su camino y hace volar el tejado de una torrecilla. Azhel libera una ráfaga de algo parecido a serpientes translúcidas, que derriban a otro de los ángeles previamente heridos.

Sólo quedan dos, y uno de ellos sufre con el atroz asalto mental de Imtohep. Buscando liberarle, el otro se lanza en un picado hacia el psíquico, tajándole en un brazo, pero aún así Imtohep aprieta los dientes y sigue concentrándose. Azhel decide terminar con la situación. Empleando todo el poder que puede reunir, ordena inmovilizar al ángel, que aprisionado por una red de energía oscura, deja de batir sus alas y cae atravesando un techo de paja, mientras el último de ellos pierde la consciencia por el asalto mental y cae a la telaraña.
 

Los ángeles inconscientes son rematados sin perder tiempo. El grupo ha acabado con sus enemigos, y de paso con la calle. Azhel baja y se quita el polvo con cara de disgusto, mientras los demás tratan de recuperarse de lo que ha pasado.

- Vámonos de aquí –dice Rigtar, sangrando por varios cortes profundos y totalmente exhausto.

- Primero tenemos que llevárnosla –contesta Wojann señalando a Tahi-

- ¡Déjala ahí! Hasta ahora sólo hemos ganado heridas con ella.

- No –contesta Imtohep- Nos hemos metido en algo gordo y quiero saber qué es. Y ella nos lo va a decir. ¿Cómo se elimina ésta porquería? –dice refiriéndose a la telaraña-

Un minuto de trabajo con salan y una llama creada por Azhel bastan para separar las hebras de la pared de la fachada; la telaraña cuelga hacia el lado opuesto y se colapsa sobre sí misma, liberando a la sacerdotisa. Azhel parchea después a Rigtar con dos conjuros curativos, mientras Imtohep ordena a su cuerpo auto-repararse.

Mientras, un rápido examen de los cuerpos no revela nada de interés.

- Vámonos. Los guardias no deberían tardar en llegar.

Rigtar agarra a Tahi, que no abre la boca, y sale detrás de Wojann, que impulsado por sus poderes psiónicos es rápido como el relámpago. Rurikk se sube también al berserk para aumentar su velocidad; con Imtohep y Azhel aún volando a baja altura, llegan rápidamente a la salida del recinto, evitando por los pelos a la brigada brutal: doce soldados de terrible aspecto que acaban de llegar hasta la puerta gracias a sus propios conjuros de volar. Nadie se les resiste; su sola presencia provoca el pánico. El grupo huye, ganando la calzada repleta de estibadores sudorosos y corriendo a todo correr hacia el puerto. Nadie, afortunadamente, les impide abordar la barcaza en la que pagaron el pasaje; un bote de fondo plano y una vela escuálida en la que todos se fijan en ellos. Rigtar se sienta en uno de los sacos de kal y se fija en las caras que les están mirando.

- ¿Qué? ¿Algún problema?

- No, no, nada. Que hace calor.

- Bueno, pues a lo vuestro.

La barquichuela se pierde entre la multitud de embarcaciones que dragan el río, preparándolo para el desbordamiento de principios de año. Impulsado por el viento del norte y la corriente del río, la barcaza no tarda en llegar a la siguiente ciudad, Aseram, a treinta porteos en la orilla opuesta a Shanib.
 

Me gusta, en serio, me gusta!

Tienes mas detalles sobre el mundo? Parece una region basada en el Mediterraneo antiguo, Egipto/Mesopotamia/Babilonia/etc., no?
 

Sí, de forma muy vaga. Lamentablemente, mis notas son una colección dispersa de ideas, anotaciones, dibujos y añadidos que han ido surgiendo durante el juego.

Geograficamente, el país en el que los jugadores se encuentran a estas alturas de la historia se extiende a lo largo de un inmenso río; está inspirado en Egipto. Una vez al año, los vientos húmedos del sur llevan agua hasta la cadena montañosa que se extiende al norte; eso provoca una crecida que arrastra sedimentos fértiles, inundando las riberas y permitiendo un cultivo intensivo que da tres cosechas al año. Sin embargo, ésto requiere un enorme trabajo y un esfuerzo organizativo importante, puesto que hay que preparar el lecho del río, reparar canales de irrigación, determinar las divisiones del terreno, mantener reservas de alimentos, etc. Todo ésto tendrá mucha importancia más tarde, si la campaña dura lo suficiente (y espero que sí)

En realidad, no es tan raro elegir un ambiente así. Muchas películas y ambientaciones fantásticas tienen un ambiente más mediterráneo que inglés. Willow es una excepción, pero piensa en Conan (los exteriores en la ciudad encantada de Cuenca y el desierto de Almería me encantan) o la última del rey escorpión, o todas las historias y películas de Simbad. En el rol todo eso está muy poco explotado y nos apetecía un cambio de ambiente después de la última campaña, que era típica de arrastrarse por el dungeon. Eso, junto algunos cambios de reglas en lo referente a las razas y clases (psiónicos, eliminar clérigos, bardos y druidas...) creo que lo ha logrado bastante bien. Y para el DM es entretenido en sí mismo ver crecer el mundo a medida que los PJ lo exploran.
 

Es lo que decía, para peliculas o libros es una ambientación relativamente conocida, pero para rol, que casi siempre se basa en ambientaciones europeas-fantásticas, es una ambientación novedosa y refrescante.
 

Una habitación de paredes de adobe, de techo abierto, y decorada al gusto de Nalai: con un par de esteras, y además raídas. Pertenece al carganasar – un albergue barato del puerto donde se alojan los marinos de paso – de la ciudad de Kantut, a la que el grupo ha llegado después de haber robado un barco en Aseram con la esperanza de despistar a aquellos que los puedan estar siguiendo. E Imtohep sabe que los estarán buscando, puesto que llevarse con ellos a una sacerdotisa es un delito mayor.

- Bueno guapa, es hora de que tengamos una charla. –dice Rigtar-

Tahi permanece silenciosa, igual que las últimas 24 horas.

- Cuando aceptamos sacarte de la ciudadela, creímos que era para llevarte con un comerciante. ¡Y resulta que era un puñetero ángel! ¿Qué tienes que decirnos de eso?

- Yo no se nada.

- Nena –continúa Rigtar haciéndose crujir los nudillos- no nos tomes por imbéciles.

- Paz, Rigtar. Es cierto que no sabe nada, o por lo menos cree no saberlo.

- ¿Qué quieres decir?

- Que apostaría un kal de oro a que han manipulado su mente. Esto me huele e intriga.

- ¿Los dioses intrigan para sacar una sacerdotisa de la Ciudadela?

- ¡No! Bueno, no lo creo. Los dioses y demonios son criaturas de la magia; para ligar de ese modo la mente de alguien se necesita un telépata experto... y mucho tiempo.

- No puede ser. Eso apuntaría a los sacerdotes. ¿Qué sentido tiene?

- Ninguno que yo pueda ver. Pero vamos a averiguarlo.

- No –dice Rurikk- Rigtar tuvo razón ayer cuando dijo que dejáramos a la fulana en la telaraña, antes de abandonar Shanib. Por mi parte no quiero saber más de éste asunto, que nos traerá sólo peligro y ningún beneficio. Me vuelvo a desvalijar las casas de los comerciantes.

- Paciencia –contesta Imtohep- Conozco un sacerdote que me debe un par de favores y que puede aclararnos algo. Puede que con algo de imaginación podamos sacar un poco de oro de éste asunto. O mucho oro –se apresura a corregir-

Tahi echa una mirada suplicante a Wojann, que empieza a sentir cómo la sangre le fluye a la superficie de la piel.

- Imtohep tiene razón –dice Wojann- Primero iremos a una de las posadas del barrio, donde estaremos protegidos si alguien nos busca con magia. E Imtohep nos traerá a ese sacerdote amigo suyo. Luego ya veremos.

* * *

- ¿Qué ocurre? ¿Es que no te fías de mí?

Wojann ha insistido en acompañar a Imtohep a la ciudadela. Allí el ex sacerdote logró ponerse en contacto telepático con uno de los escribas, y ahora vuelven a la habitación que han alquilado en el recinto de las tabernas.

- Para nada me fío de un sacerdote, especialmente después de ver tan cerca el gaznate de aquellos cocodrilos.

- Yo también estaba allí, en tu misma situación.

- Me gusta ser prudente –concluye Wojann-

El escriba no tarda en llegar, sólo, como le pidió Imtohep. Bajito y rechoncho, de piel azul pálido y ojillos pequeños y entrecerrados, parece un ratón inofensivo al sentarse en la estera.

- Oh, vaya –dice- esa parece una sacerdotisa. Me temo que estáis en un buen lío.

- ¿Qué? –contesta Rurikk- ¡Pero si es verdad! Mirad, una sacerdotisa se nos ha colado en el cuarto. Toma, un caramelo.

- Ya basta –corta Imtohep- Senhut, algo está pasando en el palacio de Shanib y tenemos que saber qué es.

Senhut, el escriba, hace un pausa de varios segundos, reuniendo decisión antes de empezar.

- Algo se cuece, y es bastante gordo –dice al fin- No sé todos los detalles, pero está todo relacionado con el hecho de que el Dios...

- ¿Qué?

- Se muere. Los rumores vuelan...

- No es... tan raro –dice Azhel- El Dios es mortal, pero eterno; encontrarán su reencarnación, el ciclo continuará y todo seguirá igual que ha sido durante siglos.

- No todo ha sido igual durante siglos –discute Senhut- Poca gente es lo bastante anciana como para recordarlo, pero hace casi cuarenta años hubo tres o cuatro años seguidos en que no sopló el viento del sur. Sin el viento húmedo que descarga agua en los picos de las tormentas, el río sagrado perdió la fuerza. Jamás se había visto nada igual; el sol brillaba sobre las montañas, sin las crecidas no hubo donde plantar. La hambruna fue terrible, la gente murió por millones, las enfermedades se llevaron a muchos más y se vieron escenas espantosas de canibalismo.

- ¿Cómo es posible? –dice Rurikk-Ya se sabe que de cuando en cuando el viento del sur sopla más débilmente y la crecida no es tan grande. Para esos casos hay en todas las ciudadelas reservas de kal para el doble de ese tiempo.

- Cierto es –confirma Imtohep- Yo las he visto.

- Sea como sea, no hubo reservas para esos años, y además, para aumentar la confusión hubo una terrible invasión de los bárbaros del mar. Sus catamaranes asaltaron las ciudades y aumentaron la confusión y la mortandad. Fue una de las peores épocas desde que el dios expulsó a ángeles y demonios de la tierra sagrada y creó el imperio.

- Vale, eso fue malo y ya hemos oído hablar de eso. ¿Qué tiene que ver con lo que ocurre ahora?

- A eso voy. Bien, de alguna forma el Dios consiguió restablecer el orden. Cuando los vientos volvieron, puso a todo el que pudo empuñar una herramienta a preparar los campos y reparar los canales de irrigación. Reemplazó a los sacerdotes corruptos, y expulsó a los bárbaros.

- Naturalmente, era el dios.

- ¿Y si no lo era? –pregunta Senhut-

- ¿Qué quieres decir?

- Es sólo un rumor, cosas que se cuchichean. Pero es posible que el que ocupa el trono actualmente sea un impostor. Y si alguien ha suplantado al dios una vez, puede haber ocurrido otras veces.

- Eso no puede ser –protesta Imtohep- He estudiado mucho los registros. Sé algo de historia. Y no ocurrió nada de eso.

El escriba se encoge de hombros.

- Los registros se pueden cambiar. Yo mismo lo he hecho algunas veces.

- Lo sabía. Siempre lo he sabido. ¿Cómo podríamos averiguar entonces la verdad? –pregunta ansioso Imtohep-

- Por eso fuiste expulsado, ¿eh? –dice Rurikk con sorna-

- Cállate –responde Imtohep-

- Sólo hay un lugar donde puede averiguarse qué pasó, porque nadie entraría allí –dice Senhut- Y es en el Reino de los Dioses muertos.
 
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En realidad ese es el inicio de la campaña. ¡Mañana empieza realmente el relato de acción altamente "cinemática", arqueología y explosiva política demoníaca!
 

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